Detrás de la figura de un hombre, al que de lejos se le notaban las costillas y la piel pegada a los huesos, vestido únicamente con un harapiento pantalón corto amarrado con una cabuya que eran su única riqueza y propiedad- se escondía un abogado, próspero comerciante y candidato a la Asamblea de Antioquia. Sobrevivió a la embestida de un indigente que intentó quemarlo rociándole ácido por su cuerpo. Escapó a apuñaladas en peleas callejeras y logró aguantar meses seguidos de hambre y enfermedades estomacales.
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