Otra paradoja terminal: quienes que comportan como genuinos nacionalistas resultan ser PP y PSOE, no los otros. Un nacionalista cree que las naciones constituyen realidades eternas, inalterables, naturales. Por el contrario, quien no lo es sabe que procede apuntalarlas a diario a fin de que se mantengan vivas en la conciencia social. Renan andaba en lo cierto: una nación es un plebiscito cotidiano. Pero ese plebiscito hay que ganarlo.
|
etiquetas: opinión , cataluña , españa , independencia