España intentó hasta el último minuto que la Convención de Oslo (que obliga ahora a no emplear, desarrollar, adquirir, almacenar, conservar o transferir a nadie, bajo ninguna circunstancia, bombas de racimo) excluyera las de fabricación española, por su supuesto mecanismo de seguridad. Las que ahora usa Gadafi en Misrata contra los rebeldes fueron fabricadas en España en 2007.
|
etiquetas: comercio , armas , hipocresía , realpolitik