Sólo existe una manera de conseguir que el castillo de naipes de la corrupción en los partidos comience a desplomarse de una vez por todas: que Bárcenas se niegue a convertirse en el cabeza de turco y saque a la luz toda la verdad. ¡Vamos a ayudarle! -- enviémosle a prisión decenas de miles de cartas animándole a que no acepte su papel de chivo expiatorio. Si le inundamos con mensajes de apoyo público, podría pensárselo dos veces y decidir tirar de la manta.