Las viejas organizaciones del lado izquierdo no lo han entendido, pretenden los votos de la ruptura mediante la reforma de la reforma: le proponen al elector desmovilizado su perpetuación como familia o clase, sin considerar que su pensamiento organizado no le interesa a nadie, al menos en la Red. Hacen el ridículo, porque la ruptura además es generacional, territorial y un etcétera interminable: para el elector por el que suspiran que es el de menos de 40 años de edad, el franquismo está en el mismo sitio que Napoleón.
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