El país del sol naciente tiene una característica muy peculiar, y es que el motor Diesel es muy impopular. Mientras que en Europa estos motores ahora son mayoría en países como el nuestro —70% de las matriculaciones— ese escenario en Japón ahora es de ciencia-ficción, sus ventas no llegan ni al 1% de los turismos. ¿Por qué? Pensemos que ese país, con una densidad salvaje de población en áreas metropolitanas, tiene una cultura de respeto al medio ambiente más arraigada, por la sencilla razón de que más les vale que sea así.
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