Ante semejante problema a mí, sin tener ni idea de economía (y de ahí quizá mi atrevimiento), se me ocurre la siguiente solución: si no hay trabajo para todos, trabajemos todos un poco menos. Puede que esté diciendo una autentica barbaridad, pero navegando un poco por internet no parece algo nuevo. Sin ir demasiado lejos, en Alemania recientemente reducir la jornada laboral a 30 horas semanales ha salvado 1 millón de empleos. Ahí es nada. Nada más y nada menos que 1 millón.
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