No se lo dijo a nadie. Se encerró varias horas al día en su cochera durante más de un año hasta que obtuvo un prototipo con el que estaba satisfecho. ¡Eureka!. No sólo había logrado reducir los tiempos de colocación de las piezas en más de un 75%, sino que su ladrillo contaba también con propiedades a prueba de terremotos.
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