El 25 de octubre de 1925, Gladys Roy e Ivan Unger despegaron con una avioneta desde la ciudad de Los Angeles y, tras alcanzar una altura cercana a los 1.000 metros sobre el nivel del suelo, abandonaron el habitáculo que ocupaban, se subieron a las alas de su pequeña aeronave y simularon que jugaban un partido de tenis mientras desde otra avioneta situada unos metros más arriba les realizaban esta increíble fotografía.
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