Alguna vez le han puesto partes de disciplina, pero a él eso únicamente le supone colgarse medallas ante sus fans. Ha pegado a sus compañeros: a uno porque era moro y lo miró mal; a otro, porque rozó a su novia . Los expedientes disciplinarios se acumulaban, pero la ley garantizaba para Tobías el derecho a la educación, de modo que tenía que seguir en el instituto hasta que cumpliese los dieciséis. Un día, le tiró una colilla a un un chaval; éste se giró y se cagó en sus muertos. Tobías le pateó la cabeza. Póngale el lector fin a esta historia
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