El problema que tenemos ante nosotros no es otro que conseguir que la mayoría de dominados y perjudicados deje de ser mayoría en sí y se convierta en mayoría para sí, tal y como Marx dijera de la clase obrera. Porque solamente esa mayoría convertida en poder alternativo puede acabar con este estado de cosas. Nosotros hemos rozado esa nueva visión y esa nueva práctica, pero nos dio miedo, vértigo. Volvamos otra vez a ello arrostrando las consecuencias de todo tipo que ello conlleve. La realidad nos lo demanda.
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