Ignorados durante largo tiempo por la industria de la moda, los cuerpos con sustancia se abren paso en desfiles, revistas y publicidades. Pertenecen a mujeres guapas y saludables que transmiten a clientes y lectores una reconfortante sensación de realidad con sus curvas de talla 44, 46 y hasta 48. Y, aunque se trata de iniciativas aisladas, son ampliamente publicitadas ya que sirven para que el sector se lave la cara en su sospechosa promoción de un canon de belleza de imposible delgadez.
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