Dicen que hay mujeres que, aun queriendo, no pueden dar el pecho; mujeres que tienen poca leche, o leche que no es de buena calidad. Con esta sentencia lapidaria hay quien pretende explicar muchos de los males de un recién nacido: si llora, si no crece, si le da diarrea, si tiene cólicos por las noches o cualquier otro síntoma atribuible –con acierto o no– a la alimentación.
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