La detención de Garikoitz Aspiasu, Txeroki, es importante, pero no decisiva. Parece que era una pieza de valor dentro del engranaje de ETA –ya se verá en qué medida– pero, por lo que han declarado quienes lo han tratado y por lo que se lee en la correspondencia intervenida a sus receptores, cabe considerarlo cualquier cosa menos un ideólogo o un estratega. ETA puede sustituir en pocos días a alguien como él por otro como él: igual de tosco en su preparación intelectual, igual de irreflexivo, igual de fascinado por el gatillo.
|
etiquetas: eta , detenciones , violencia