Todas odiábamos a la niña china. Todas. Sin excepción. Digan lo que digan. Seguro que ahora muchas callan, o dicen que en el fondo la apreciaban. Incluso puede que digan que la querían. O quizá simplemente que no les caía mal, lo que sea con tal de que nos olvide. De que nos perdone. Claro. Que nos perdone. La maldita niña china.
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