Mientras un político no sufra en sus carnes un desahucio o un E.R.E., mientras no tenga que sufrir dolores por una enfermedad y tenga que soportar una lista de espera de dos años, mientras no tenga un familiar dependiente, en definitiva: mientras no sufra los problemas que sufre la mayoría de las personas comunes, éste seguirá viviendo en su torre de marfil ajeno a la realidad.
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