Pasar una consulta como médico de familia te ofrece un raro privilegio: escuchar las historias de 70 personas cada día. Te viene Juana, de 50 años buscando que le den una invalidez, porque aunque acude a la consulta con bolso de marca falso, su marido, que era autónomo y ganaba mucha pasta, hace 2 años que no factura y ya se ha comido todos los ahorros. Así que la familia anda a punto de perder sus pisos, incluidos los de sus hijos como no, en Seseña. Y te das cuenta de que estamos en medio de una verdadera pandemia que no se cura con Tamiflú.
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