El ahora fallecido había acudido días antes a la Comisaría de Policía de Gandia para autoinculparse de varios robos y pedir que lo detuvieran. Según explicó a los agentes, una mafia le obligaba a robar y él no quería delinquir. La desesperación de un hombre, de nacionalidad rumana, que presuntamente estaba siendo extorsionado por una mafia de delincuentes, llevó a esta persona a suplicar a la policía y al juez que lo ingresaran en prisión. Sus plegarias no fueron escuchadas y el ladrón confeso decidió poner fin a su vida en las vías del tren.
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