Las SS hicieron de Colditz un Sonderlager, una prisión de alta seguridad, la única de su tipo dentro de Alemania. Hermann Göring incluso afirmó que Colditz era a prueba de fugas. A pesar de esta afirmación, las hubo por parte de los presos británicos, franceses, polacos, holandeses y belgas internados en Colditz.
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