El explosivo conflicto de Baleares refleja el hartazgo ante la degradación de la enseñanza primaria y secundaria en España, que conjuga una baja inversión con graves problemas estructurales.El resultado es una tasa de fracaso escolar desoladora y una falta de competencia lingüística y matemática que se extiende de niños a adultos, y que sitúa a estos últimos a la cola de la OCDE. Nuestra crisis educativa está en la base de nuestra crisis económica, ética y cultural, pero nadie parece querer reconocerla.
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