No hay que ser un lince, ni un “profeta de desgracias”, para darse cuenta de que, si la ley del menor está bajo sospecha, la ley del mayor tiene que estar bajo denuncia. Porque lo que los mayores hacemos con los niños es indeciblemente mucho más grave que todo lo que los niños pueden hacer contra los mayores o contra otros niños. El juez Emilio Calatayud ha informado en público, repetidas veces, de la cantidad de padres que se ven obligados a denunciar en el juzgado de guardia a sus hijos menores porque les tienen miedo, a veces, mucho miedo.
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