Estefan llegó en 1997 a Madrid desde Australia, en uno de sus múltiples viajes por el mundo. Araceli vino hace cinco meses desde Inglaterra buscando una vida más fácil. Los dos llegaron al aeropuerto de Barajas y allí se han quedado. Ellos son una muestra de las decenas de indigentes que han convertido las terminales en su casa: usan los bancos como cama, se asean en los lavabos y arrastran sus escasas pertenencias en carritos portaequipajes.
|
etiquetas: barajas , idigentes