Un conocedor de la especie aclara que desde siempre el resultado del cruce entre un lobo y un perro estaba predestinado a morir al entrar en manadas formadas por lobos puros. Una situación que con el híbrido de Barbanza no se ha dado, prevaleciendo o incluso dominando el grupo: «No podemos hablar de raza nueva, pero sí de contaminación genética. Su ADN es diferente fruto de la hibridación» (...) La solución: eliminar los ejemplares 'contaminados'.
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