¿Cuántas veces has cambiado de sistema operativo “sin necesidad de hacerlo”? ¿Y la versión del Word, o el Excel, o el Outlook…? Y todo esto, ¿para qué? Para que la pantalla sea un poco más nítida. Para que tengas 20 tipos de letra nuevos. Para que los pinceles incluyan tropecientos nuevos efectos visuales. Para que tu cámara de fotos tenga 2 Megapixels más, que no necesitas para nada. ¿De verdad tiene sentido esta carrera sin fin?
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