La persistente huida del desarrollo para mantener pura su forma de vida no ha impedido que en el mismo seno de las comunidades anabaptistas de los menonitas en Bolivia anide el mal: la violación de al menos 80 mujeres adultas y adolescentes por un grupo de hombres, de entre 20 y 40 años, que utilizaban potentes somníferos para sedar a sus víctimas, a los varones de la casa e incluso a los perros.
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