1895. Conmemora el nacimiento de la hija del pintor, pero las modelos fueron la esposa y una sobrina que acababa de nacer. Domina el blanco de la gran cama sobre el blanco de la pared sin referencias espaciales, en el que se pierden las manchas de las caras de las protagonistas: rosada la de la hija, y azulada la de la madre por el esfuerzo del parto.
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