El programa no había repartido solo los papeles, sino también las culpas. Los opositores a la MAT fuimos inmediatamente declarados sospechosos de insolidarios –incluso de «niños bonitos» y «niños mimados», según dijo mi colega en la mesa. Creo que fui capaz de exponer mi, nuestra, posición. Pero creo que el programa no tenía como objeto debatir razones y argumentos, sino elogiar la MAT como un proyecto de progreso.
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