Una de las dudas abiertas aún tras la tragedia de Iñigo Cabacas es si imperará la ley del silencio para amparar al agente que provocó su muerte. Los precedentes invitan a pensar que sí. Prácticamente, solo existe una excepción: un ertzaina que disparó fuego real en la calle Autonomía de Bilbao en 1997 sí fue identificado, aunque incluso en aquel caso los tribunales le exculparon.
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