La alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, trata de devolver a su ciudad la normalidad abriendo, la semana pasada, una sesión de la Bolsa de Nueva York y recorriendo Miami para promocionar las excelencias turísticas de la capital de la Costa del Sol. Tareas impensables hace apenas cuatro años, cuando la corrupción tenía a la ciudad sumida en el marasmo permanente. Marbella intenta quitarse de encima la pésima imagen del pasado, olvidar los escándalos y la estética hortera que instauraron Jesús Gil y sus seguidores.
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