Cuando Google publicó su navegador días atrás, algunos alabaron este movimiento o recibieron con los brazos abiertos al nuevo jugador en el tartán, pero muchos otros simplemente se sorprendieron y se preguntaron si era necesario un nuevo navegador en un mercado casi saturado (IE, Firefox, Opera, Safari, Konqueror...). Este artículo intenta explicar por qué la guerra de navegadores podía ser una amenaza para Google y por qué éste podría ser el mejor movimiento que podía hacer para proteger su negocio.
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