Suponiendo que las elecciones fueran un contrato entre el candidato y los electores, Mariano Rajoy tendría que estar en el banquillo de los acusados. Mariano Rajoy ni siquiera puede alegar ignorancia de la situación que tenía España cuando presentó su programa electoral. En un estado moderno no pueden ocultarse las cuentas públicas. Y los incumplimientos se han hecho desde el conocimiento previo de la situación. Promesas rotas desde no subir los impuestos a la bajada de renta de las pensiones mediante la introducción del copago...
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