Edward Ives nació con una enfermedad que hace que su corazón palpite casi el doble de rápido que en una persona normal. El niño sufre taquicardia supraventricular (TSV), y esto significa que cuando nació su ritmo cardíaco era de 300. Debido a que la TSV puede provocar fallo cardíaco o de otros órganos, los médicos tuvieron que "congelarle" para que pudieran estabilizar los latidos de su corazón.
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