En el bolsillo llevo una Polaroid de los dos: hicimos una parada de camino a la playa, cerca de cierto laberinto alicantino y nos bañamos en girasoles. ¿No hay acaso una mejor estampa para recordar el verano? Fue algo fortuito e inesperado, como la mejor serendipia viajera. Y es que la floración no es solo cosa de la primavera: en verano tenemos la lavanda de Brihuega, las buganvillas por doquier y sí, también los girasoles que comienzan su dominio con el comienzo del estío.
|
etiquetas: girasoles , campo , alicante , verano , a tope con la serendipia