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Menéame somos todos

De abuelas y contradicciones

Mi abuela era un personaje pintorescamente contradictorio que presumía de una espantosa cicatriz en el hombro causada por su intervención en la guerra Civil Española por el bando Republicano al igual que de su devoción religiosa fuera de lo común y de una posterior pasión por el mundo de H. P. Lovecraft que alternaba con lecturas de Santa Teresa de Jesús y Henry Miller, mientras viajaba por el mundo, claro…, ya que por España no fue muy bien recibida durante un tiempo.

De mi abuela obtuve muchas enseñanzas, algunas con el paso del tiempo se mostraron correctas o positivas y otras no, pero una siempre me fue muy, muy útil: “No apreciamos lo que tenemos hasta que lo perdemos”

Y desde luego esa es la enseñanza más importante que los usuarios y los que dirigen este lugar único en lengua española deberían entender y sobre todo comprender. En efecto, creo que no existe nada, absolutamente nada, semejante a Menéame y que si lo perdemos no habrá nada igual en años o, muy probablemente, nunca más.

Preferiría estar equivocado en mis planteamientos y errado en mis conclusiones, pero creo que a casi nadie con cierto poder le interesa la existencia de un lugar que permita acceder al vasto cosmos de la información en Internet filtrada a través de las opiniones de un gran conjunto de usuarios que anteponen la calidad y la honestidad de los contenidos al peso de un talonario. Y sobre todo a nadie por ahí arriba le interesa un ágora donde debatir de forma sosegada, argumentada, aleccionadora y reflexiva… o incluso acalorada, pero fíjense que he empleado el verbo debatir y no discutir.

Considero que la evolución de esta página por los actuales derroteros no tiene por qué acabar necesariamente en su extinción. Puede incluso que el camino actual le permita captar usuarios, adquirir una mayor relevancia y hasta mayor rentabilidad o una elevada capitalización en futuras ampliaciones. O puede que no, pero el problema radica en que estamos constantemente equivocándonos en el planteamiento, no se trata de si Menéame alcanzará los objetivos planteados tras la toma del testigo cedido por Ricardo Galli y obtendrá la relevancia suficiente para poder generar los adecuados beneficios o enfrentarse a los problemas de índole legislativa que la amenazan desde una posición de fuerza. La verdadera cuestión es: ¿La nueva política en la web acabará con el “verdadero” Menéame a medio plazo?

Mi respuesta es: probablemente sí pero no como ustedes esperan o predicen en su mayoría.

Con ello no quiero decir que se extinga ni mucho menos. Es posible que presenciemos una mutación similar a la de la película “La invasión de los ultracuerpos” y que asistamos a una clonación de otros modelos de página, o incluso puede que se convierta en algo con un lejano parecido a una red social. A corto o medio plazo puede que dé grandes beneficios ¿Por qué no? Puede ser que tenga un elevado crecimiento y se inunde de usuarios sin criterio, consumidores “mainstream”, trolls, niños ratas, fachas, anarquistas, comunistas, machistas o como ustedes deseen llamarlos según su criterio o inclinación política les lleve a odiar, ávidos de consumir ingentes cantidades de publicidad entremezclada con sus fotos vacacionales, paellas domingueras y alegres insultos, desproporcionados y sectarios, junto a la noticia política de turno.

Aunque no lo parezca, permitir unas políticas de actuación semejantes en la página o manifestarse en contra del boicot a los medios AEDE (aunque suponga legitimar a sus actuales enemigos naturales), es una actuación honesta y moralmente válida para poder subsistir por parte de los dueños de una empresa. No nos engañemos: la visión de un usuario rara vez coincidirá con la de un directivo de un medio digital, la capacidad de ambos de ver la realidad es la clave en este caso, ¿por qué?

Rara vez un usuario es consciente de lo que implica sacar a flote una empresa y a la vez satisfacer los deseos de sus clientes y accionistas; es algo muy complejo. Y, seamos realistas, de eso es de lo que estamos hablando.

Pienso que en España, a día de hoy, el mundo de los medios de comunicación se ha convertido en un lodazal, una infecta charca plagada de criaturas viles, donde muchos honrados periodistas han tenido que aceptar las reglas de sus amos para poder seguir comiendo y aceptar con vergüenza su papel de marionetas, gracias a facturas e hipotecas lo suficientemente cuantiosas como para anestesiar la conciencia y la dignidad.

Por otro lado nos encontramos con un público que, mayoritariamente adormecido en el opio del circo mediático y sin preparación para comprender cómo es engañado por unos hábiles prestidigitadores, bebe las pócimas del adoctrinamiento o la desinformación. Un público inconsciente y cándido que cree estar recibiendo información y opiniones honestas mientras sus mayores preocupaciones se centran en dar de comer a sus hijos, que no los echen del trabajo y que la salud aguante otro año porque la seguridad social ya no está en condiciones de soportar ni una sola visita más por culpa de una ciudadanía que “ha estado viviendo por encima de sus posibilidades”.

Por suerte aún quedan algunos medios relativamente dignos y han surgido otros nuevos, con la suficiente honestidad como para tomar el relevo de la información veraz y fidedigna. Y no olvidemos que en Internet existen también miles de pequeños y no tan pequeños lugares: blogs, páginas web, youtubers, tuiteros… Miles de personas fieles a lo que les gusta pensar o hacer que, con gran esfuerzo, dignidad y voluntad mantienen estos espacios con sus propios medios, ofreciendo un sinfín de ideas y material cultural, de ocio, científico y técnico, alejados de los designios de las grandes líneas de poder y pensamiento. Por suerte Internet es mucho más y aquí es donde Menéame puede nutrirse del antídoto contra esa venenosa poción que son los muchos medios generalistas y carentes del deseo de una información plural y democrática a los que nos enfrentamos diariamente.

¿Entonces, acabar con el Boicot AEDE es una solución para los problemas?

Absolutamente NO. Pero es parte de un verdadero problema más profundo, un problema que se suma a los de moderación, votación, asociado a veces a los mecanismos que hacen efectivo dicho boicot. A todo esto se puede sumar la visión de intransigencia que está tomando una parte del público respecto a la página, asociándola de una manera errónea a un partido político concreto o la deriva hacía un público radicalizado, al que se le permiten comportamientos abusivos. Pero, como digo siempre, todo es mucho más complejo.

 Acerca del boicot, la ecuación para influir en una legislación es sencilla: para que Menéame pueda presentarse en Bruselas o en el mismísimo Congreso y ese acto no quede como una simple pataleta de niño que pierde en el juego, debe tener “Relevancia” y esta se logra por la suma de usuarios, ingresos, prestigio y repercusión mediática.

He podido constatar que, en estos momentos, Menéame carece, por desgracia, de la suficiente relevancia como para poder influir en la redacción de textos más justos, para así alterar unas leyes que parecen dictadas para beneficiar económicamente a determinados grupos mediáticos.

(Entre paréntesis, recordemos que a estos grupos les salió el tiro por la culata al no comprender, por ignorancia o arrogancia, que Google era infinitamente más relevante que todos ellos juntos, y que la partida en este juego la gana siempre el más poderoso. Una regla básica que nuestros dirigentes deberían conocer antes de entrar en combate).

Sigamos. Como decía, se dicta una ley por razones crematísticas y, de paso, en pleno sinsentido, acabar si se puede con una página molesta para un amplio sector de los medios de comunicación.

¿Por qué digo que Menéame es una página “molesta”? Porque un Menéame bien hecho supondría un reducto de reflexión, opinión formada, debates inteligentes y fuente de información alternativa. Justo lo contrario de lo que interesa a los grandes grupos mediáticos y al poder.

Eso fue lo que representó Menéame en su momento y lo que poco a poco se está perdiendo, pero que aún se mantiene gracias a una parte de usuarios honestos, respetuosos y comprometidos. Un reducto en el que se plantea y alienta un pensamiento crítico, alimentado por los miles de lugares agregados, muchos de ellos pequeños, que ofrecen un molesto punto de comparación frente a los bajos estándares de calidad y rigor de los “medios tradicionales”.

Un polémico y activo usuario por todos conocido llamado @Helisan redactó el 29 de enero de 2017 unas líneas que sintetizan muy adecuadamente y de manera ingeniosa el papel de los medios AEDE y que me voy a tomar la licencia de reproducir:

Son como la Estrella de la muerte, una bola muy peligrosa para la república pero una mota de polvo en el universo y un engendro tecnológico insignificante ante el poder de La Fuerza. Su importancia radica en su peligrosidad y el interés que despierta es sólo en cuanto a cómo se la hará volar por los aires. Menéame no pierde calidad por boicotear el escaso y previsible contenido de los altavoces de la Coca Cola, del banco Santander, de los accionistas saudíes o del gobierno corrupto de un régimen bananero…”

Afortunadamente la calidad de Menéame depende de la calidad de los enlaces y los comentarios, es decir depende de los usuarios. Repito, la calidad de Menéame depende de sus usuarios y si se vetan noticias de calidad o se promueven otras que no cumplen unos mínimos de calidad u honestidad a causa de una mala gestión del protocolo, si los usuarios más respetuosos e implicados son atacados y vilipendiados por otros más violentos radicales, sea cual sea su color, si estos hechos provocan el abandono de los que contribuyen a la calidad y el prestigio ¿qué nos queda?

 Fácil, “El Imperio”: -Pongan aquí la página o plataforma que ustedes deseen elegir-, así que llegado el caso de que la mutación se produzca, ¿qué interés puede tener para el común de los mortales entrar en un sitio idéntico a otros, pero menos desarrollado? ¿Es quizás este el camino promovido?

 Mi respuesta una vez más es “no lo sé”, pero confío sinceramente en la inteligencia, honestidad y buena voluntad de los promotores de Menéame y su equipo, porque cuando decidimos afrontar un tipo de empresa como esta siempre hay unas convicciones éticas y una formación intelectual superior y más fuerte que la que posee quien monta un casino, un burdel, o una tele tienda a las cuatro de la madrugada para ofrecernos un falso vidente.

7 de diciembre de 2005, 5 horas y 5 minutos… 1ª Portada

Menéame nace exactamente el 7 de diciembre de 2005 de la mano de Ricardo Galli y Benjamí Villoslada, pero no supe de su existencia hasta comienzos de marzo o abril del año siguiente. Por entonces yo residía en EEUU por lo de siempre: aquí me resultó siempre difícil encontrar trabajo en la tan traída I+D, allí, al menos, logré un trabajo decente en un puesto educativo.

Menéame resultaba y resulta sin duda un gran lugar para filtrar contenidos de calidad que no procedan de las principales corrientes informativas (o desinformativas, elijan ustedes el término que más les plazca). Me asusta pensar que ese contenido de calidad esté virando hacía una pendiente peligrosa.

Pese a darme de alta en la página, mi incapacidad para socializar delante de un teclado de ordenador era tan obvia que, tras unos meses, olvidé hasta la contraseña, pero no me importó: como muchos miles de usuarios disfrutaba de las referencias a cientos de lugares que no conocía y como tamiz de las noticias más destacadas del día en los medios más relevantes. Si algo me gustaba: votito anónimo desde cualquier ordenador.

Cuando disponía de tiempo libre, disfrutaba sobremanera leyendo los inteligentes comentarios de muchos usuarios o las largas discusiones argumentadas que se sostenían en intensos debates donde el ingenio en la escritura superaba con creces al de muchos redactores de grandes medios. Lo digo en serio y sin ruborizarme: no me considero una persona con una formación excesivamente elevada o exquisita, pero siempre he adorado la lectura y los libros, así que aquellos debates me provocaban un delicioso placer intelectual como voyeur.

Sencillamente disfrutaba de los contenidos, me informaba desde diversos prismas, completaba mi cultura general con interesantes trabajos de historia, ampliaba a veces mis conocimientos técnicos, a veces me sorprendía a mí mismo reflexionando y poniendo en duda mis propias creencias en algunos temas con la sabiduría e inteligencia de algunas reflexiones de los usuarios o sencillamente me divertía sin más con las ingeniosas tonterías de algunos.

Ya terminada la primera década del siglo XXI y como mi salud ya no estaba en su plenitud, comienzo a plantearme volver a mi amado Reino de la Calderona en plena crisis y ver cómo está el Imperio: efectivamente, todo hecho unos zorros por que los españoles somos unos tristes que vemos las cosas muy negativas. Eso sí, existe una nueva generación que con crisis o sin crisis ha nacido con Internet y una manera de pensar radicalmente diferente a la sociedad analógica.

Pienso en todo lo que se ha perdido desde que tuve que cruzar el Océano hace muchos años y el fantasma de mi abuela me vuelve a rondar, muchos no comprenden que el estado del bienestar se fue para no volver (no tengo muy claro que alguna vez le llegara a todo el mundo) sencillamente rezan por que las cosas no vayan a peor en un mundo donde el simple hecho de tener un trabajo se considera un privilegio.

Y con estas pasa el tiempo, y una mañana lluviosa de domingo volví a Menéame.

Al principio sencillamente hice lo que la mayoría de la gente, entré sin más y pinché en los enlaces de portada o leí comentarios. La verdad es que el nivel de insultos, lenguaje grosero y descalificaciones por parte de los usuarios había aumentado desde los últimos tiempos de mi primera etapa y comenzaban a aflorar en tales textos ideologías y comportamientos realmente injustificables que me hacían a veces cambiar por completo de noticia y no seguir por ahí.

No es que el tono distendido y los usuarios “especialitos” no hubieran existido siempre, pero la cosa a simple vista destacaba más de lo habitual, me gustan los foros donde las distintas ideas debaten en vez del “tú más” de la política y “gran hermano”, además mi principal interés radicaba en las noticias de ciencia, cultura o historia (que por cierto, siempre han brillado por su ausencia en los grandes medios, AEDE o no, sobre todo en sus portadas).

Me dio por registrar un usuario en honor al bello lugar donde resido y comencé a realizar comentarios. Era entretenido, intranscendente por lo general, pero superaba con creces el nivel intelectual de cualquier conversación en la red… y si no, hay que reconocer que el ingenio humorístico de algunos meneantes te alegra el día, hasta que un día alguien publicó algo sobre un satélite que había vuelto a la vida.

Comencé una entretenida charla que me recordó al más puro Menéame de la primera época, descubrí que seguía vivo y que ese Menéame Fénix podía sacar lo mejor de las personas, personalmente me embarcó en una aventura en la que conocí a gente increíble y aprendí cosas aún más interesantes y sorprendentes que cambiaron algunos de mis propios puntos de vista, a la vez que descubrí que podemos interesar, emocionar y hacer pensar a las personas con tan sólo comprometernos a escucharlas y contestarles con respeto, donde el agradecimiento recibido compensó por mil cada segundo empleado pues Menéame es un lugar de gente maravillosa y especial que puede llegar a donde ninguna otra página ha llegado.

 ¿Por qué?

Sencillo: Menéame sois vosotros.

 

A continuación os dejo un resumen de las impresiones que expongo de una manera más amplia en el texto completo y que espero sepáis juzgar con vehemencia y corregidme de ser necesario. Tan solo os pido una reflexión serena alejada del simplismo argumental y el exabrupto gratuito que ninguno de los usuarios de este lugar merece (a excepción probablemente de mi persona, que por alguna razón que no me explico tiende siempre a meterse en estos líos ¡Coñe!)

  •  El comportamiento de AEDE y CEDRO ha sido cuando menos deshonesto al intentar perjudicar a Menéame por intereses económicos e ideológicos, eso para empezar.
  • El problema no es el boicot AEDE. Yo nunca voto negativo a las noticias, ni a los comentarios desde casi el principio de los tiempos, pero comprendo perfectamente a quien SÍ lo hace pues estos medios solo desean dos caminos terribles para Menéame:

 

1º Extinguirse o quedar reducido a una plataforma sin relevancia ni medios.

 2º Transformarse en un sucedáneo, sin alma, de red social o Reddit

 Es decir, AEDE y sus intereses afines desean eliminar la amenaza que pueda suponer una plataforma con prestigio, que tenga una respetada opinión progresista o que se transforme en un lodazal de insultos y descalificaciones sazonado con noticias sensacionalistas o intrascendentes ¿A que a todos les suenan famosos lugares como esos?

  •  Menéame debe comprender y asumir que existe un problema con el sistema de votación, promoción y gestión de los perfiles que permite que unos pocos usuarios deshonestos aprovechen fisuras en el sistema para cometer abusos que desprestigian a la totalidad de la página o permiten que usuarios fieles, inteligentes, moderados y motivados acaben abandonando su indispensable labor aportando calidad a la página con su selección de noticias, comentarios y votos.

 

  • Los administradores / moderadores tanto de las líneas principales como de los subs, tienen que ser reconocidos y respetados, por usuarios y por Menéame, son el alma y el elemento que marca la diferencia, pues deben ejercer un control activo y responsable de los abusos, que ofrezca un prestigio efectivo a la página como foro de igualdad y respeto, de ágora donde se permite la reflexión a todo tipo de ideas, pero se penalice sin vergüenza, ni miedo a perder usuarios las actitudes injustas, machistas, racistas y similares que deben erradicarse inexcusablemente pero con educación y con la fuerza de los argumentos (soy consciente del problema en recursos, complejidad y paciencia que tal empresa requiere).

 

  • Los “subs” están objetivamente infravalorados y no se comprende muchas veces el gran trabajo que muchos usuarios ponen para mantenerlos u ofrecer contenidos de calidad, que muchas veces se pierden por la complejidad que supone para el usuario normal acceder a ellos, si no se tiene cierto grado de experiencia (un plazo en el cual, se pierden potenciales usuarios).
  •   Un algoritmo, sea el que fuere nunca podrá ser la única herramienta para gestionar el comportamiento abusivo o injusto.

 

  • Es un completo absurdo que un usuario con ideas moderadas, viejo o nuevo, con ilusión y ganas de participar en una comunidad que considera con mejor criterio que las demás, vea enterrado su “Karma”, ese valor que se le supone dentro de la comunidad, al publicar algún comentario razonable o por causa de comportamientos abusivos cuando se denuncian hechos execrables.

 

  • La solución no puede ser expulsar sin más o insultar a los usuarios con conductas reprobables, hay que evitar un comportamiento que nos iguale a ellos y dejarlos en evidencia con la ayuda de una gestión adecuada de la política de “respeto” en Menéame.

 

  • Con educación y razonando se puede cambiar el respeto y el prestigio incluso a una mayoría de ideas contrarias en ausencia de referentes en los medios de comunicación actual.