Cuando Alemania perdió la Segunda Guerra, cientos de científicos escaparon a Estados Unidos, la URSS; y muchos también a Argentina ya que Perón tenía una estrecha relación con altos mandatarios Nazis. El artículo relata la historia de Ronald Richter, que convenció a Perón para invertir millones de dólares en construir un edificio para desarrollar Fusión Fría, en una isla de la Patagonia.
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