En el invierno del año 2001, la temperatura corporal de una niña pequeña canadiense llamada Erica Norby cayó a 16ºC, después de que saliera al exterior vestida únicamente con un pañal y permaneciera varias horas a temperaturas bajo cero. La lógica establece que la niña debería haber muerto, y sin embargo se recuperó completamente una vez que la reanimaron.
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