A finales del siglo XV se presentó un gran enigma médico; la mortífera “Enfermedad del Sudor” inglesa sigue siendo todavía un misterio sin resolver. El padecimiento hacia mella en las clases alta y media. Los primeros en sudar y morir en Londres fueron el Lord Mayor y sus concejales. Pero no fueron los únicos, hubo ciudades que perdieron un tercio de la población, pero sólo ciudades inglesas. No se propagó a Escocia ni Irlanda, y sólo se extendió por Europa en la quinta y última epidemia de este mal, en 1552, del que nunca más se supo.
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