Durante una sesión de trabajo del fotógrafo David Slater, el primate robó la cámara (¿dónde he leído algo similar?). Al ver la luz del flash, se tomó sin querer varias fotografías del rostro, las cuales salieron con buena definición. Aquí es donde se pone peliagudo el asunto, pues la agencia de noticias Caters se adjudica los derechos de esas imágenes, pidiéndole a los sitios donde salen publicadas que las retiren por infracciones al copyright.
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