Pienso que la rutina puede ser positiva, toda una ventaja, si se aplica en la oficina o en una fábrica, porque optimiza procesos, evita errores, ahorra tiempo... pero ojo, que en la intimidad de una pareja estable, actúa como un sicario del placer. Saber lo que a cada uno le gusta resulta imprescindible, sí, pero, una vez conocemos nuestras preferencias y las zonas más sensibles del otro y sus apetencias, no olvidemos que el sexo es comunicación, sorpresa, improvisación, juego, seducción... y si nos embalamos, acabamos con todo ello.
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