El soborno o ‘coima’, como le dicen por allá, es un mal endémico de Argentina y no viene de ahora sino que arrastra siglos de tradición. Un arquitecto cabreado por las mordidas que tenía que pagar a los funcionarios coló de rondón un ‘monumento al soborno’ en su edificio más emblemático, nada menos que el Ministerio de Obras Públicas (hoy sede de los Ministerios de Salud y Desarrollo Social), de Buenos Aires, construido en 1925 y que en su día compitió en altura y majestuosidad con el Empire State de Nueva York.
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