Según un trabajo publicado esta semana en la revista Nature, los machos de las moscas de la fruta que están emparentados prefieren cooperar entre ellos para aparearse y disminuyen la agresividad del cortejo. En muchas especies, "los machos cortejan a las hembras con tal intensidad que les producen daños morfológicos o fisiológicos, les obligan a perder energía y tiempo, e incrementa el riesgo de depredación". "Si los machos dañan a la hembra estarían afectando a la eficacia biológica de sus hermanos, con quienes comparten genes".
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