La muerte le sorprendió cuando degustaba un plato de salpicón que no hubiera podido pagar, en una conocida marisquería de Valencia. Pidió salpicón y solomillo y mientras degustaba el primer plato se desplomó de repente. Cuando los allí presentes se percataron de que había muerto alertaron a la policía. Cuál fue su sorpresa cuando comprobaron que el fallecido no portaba documentación alguna, tarjetas ni dinero en metálico. ¿Cómo iba a pagar entonces esta última comida de su vida?
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