La muerte de Fraga se parece al cuento de Pedro y el lobo: tantas veces se anunció su fallecimiento inminente, que ya nadie hacía caso a las alarmas. Pero al final el exministro franquista la espichó. Lo que no consiguió una Transición hacia una supuesta democracia, lo logró un resfriado. Lo cual nos demuestra que en España la democracia es más débil que un catarro.
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