El alcalde de Roma prohíbe comer un bocadillo o beber en la calle. La multa puede oscilar entre los 25 y 500 euros. El primer edil quiere terminar también con los mendigos que duermen en la calle. Gianni Alemano persigue también que desaparezcan los turistas sentados en la escalinata de la Plaza de España bebiendo o los viajeros que transforman la Fontana de Trevi en un área de picnic
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