"¿Cómo debemos actuar frente a la protesta ciudadana? (..) ¿Debemos reprimirla? Depende. Existen dos tipos de protesta ciudadana: una ineficaz pero favorable para nuestros intereses, que es aquella que solo actúa contra las consecuencias del problema, y otra eficaz y muy desfavorable contra nuestros intereses, que es aquella que presiona o actúa contra los que realmente causan el problema, motivando así un inicio de la resolución del mismo. (...) Un ejemplo: hablaremos de protesta ineficaz y por tanto permisible si hay una serie de robos repetidos en una ciudad y el populacho actúa contra un ladrón, como acaba de ocurrir en Bolonia. Por el contrario, hablaremos de una protesta eficaz y por lo tanto inadmisible si esta se dirige contra la pasividad de las fuerzas del orden como ocurrió en Milán el año pasado. (...) El ciudadano debe creer siempre que la única forma de solucionar sus problemas es actuar por sí mismo frente a un problema que debe concebir como puntual y no sistémico y debemos impedir a toda costa que sea consciente de que la única forma de encontrar soluciones reales a sus problemas es actuar de forma constante, bajo parámetros asociativos, sindicales o políticos, contra el status quo.
En lo tocante a nuestros enemigos, debemos poner todos los medios a nuestro alcance para propiciar una despolitización de la protesta social, para hacer creer al populacho que sus problemas solo les afectan a ellos, individualmente y no a su clase. Esta es la forma de control social más eficaz".
Fragmento de carta de Mussolini a Roberto Farinacci (1934)
M, el hijo del siglo. Antonio Scurati