Los científicos ya saben que la larga batalla de los seres humanos con la malaria ha dado forma a nuestro genoma. Un tercio de los africanos subsaharianos, por ejemplo, posee una mutación que causa la anemia de células falciformes, pero también protege contra la malaria: la deformación de glóbulos rojos evitan que la entrada del parásito de la malaria. El Plasmodium falciparum es transmitido por el mosquito Anopheles, y mata un millón de personas al año.
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