La cartilla de dispensación ha sido una idea genial. Para aumentar la productividad de los administrativos de los centros, a la consejería se le ocurre un sistema "cartonario y racionador" de escritura a mano, tras la comprobación "informática" de la categoría de pensionista pobre y menos pobre, para adjudicar unos máximos de gasto en medicamentos de 8 o 18 euros mensuales.
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