Son todo mujeres. Están tras la primera puerta a tocar para salir del infierno. No tienen rostro ni nombre. Tampoco dejan huella. Adentrarse en el centro del 016, el teléfono de atención a la mujer maltratada, implica el mismo sigilo y confidencialidad con el que se atiende a las víctimas. El anonimato se convierte en mandamiento a uno y otro lado del teléfono, "cuestión de seguridad", explican. Una de las encargadas de la formación del equipo cuenta desde las sombras cómo intentan arrojar luz sobre las víctimas.
|
etiquetas: 016 , maltrato