Estar sano empieza a dejar de ser una experiencia vital, como estar feliz, para pasar a ser una situación médicamente definida. Un niño sano no lo es por la definición de la madre y de la familia, sino por definición médica. La biometría alcanza cada vez más campos. Los exámenes y chequeos se suceden sin pausa a lo largo de la vida en esta escalera de definiciones médicas que lleva incluso a reservar el diagnóstico de muerte también al médico (por más que en algún caso el muerto incluso empiece a oler a putrefacto)