Imagínense que tienen que sacar una fotografía que puede tardar hasta varios minutos en terminar en lugar de menos de un segundo. Imagínense que están realizando un estudio de imagen médica: varios segundos para un scanner (o CT: tomografía computarizada), varios minutos para un PET (tomografía por emisión de positrones) y hasta horas para una resonancia magnética. En el caso de un adulto la cosa es sencilla si está en plena posesión de sus facultades mentales: se situa al paciente en la camilla, se le explica en qué va a consistir la prueba...
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